maldito destino

Estoy condenado a vivir como presa de tu ego. Moriré gritando tu nombre en una plaza abandonada, borracho y con un vino en mi mano derecha y un cigarro desarmado en la otra. Recordando momentos que nunca tuvimos. Caminando por lugares que alguna vez pudimos estar tomados de la mano. Pensando en la cama donde pude hacerte el amor, pero solo tengo recuerdos remojados por el vino y quizás que nunca fueron reales. Esos recuerdos son la navaja que relaja la rabia que viaja por mis venas. Sueltan el odio que siento por ti. Odio que nace de mi corazón negro por tus sonrisas. Cada vez que te veo con un saco de weas que no te merece pienso que tan mierda puedo ser como para no ocupar su lugar. ¿Acaso te trato demasiado bien que no lo merezco?. Debería tratarte como una basura y escupirte en el suelo para demostrarte el amor que siento por ti, pero no te preocupes, nunca haría algo así. Soy demasiado cobarde. Solo me atrevo a hablarte de esto cuando borracho me encuentro. Tan cobarde que ni siquiera sería capaz de leerte esto. Esto morirá en mi mala memoria, pero quedará inmortal en esta hoja. Moriré imaginando tu cuerpo desnudo sobre el mio. Soñaré con tu sudor, con tu gemidos en mi oreja, con tu pelo en mi cara, pero solo tengo este vino en mi mano derecha, un cigarro desarmado en la otra y esta plaza abandonada de compañía. Dulce soledad