jueves, 1 de diciembre de 2011

Aún recordando lo que hice siento el viento frío enterrandome sus garras en la parte baja de mi espalda, a pesar de que hace un calor de los mil demonios. Recuerdo como sus ojos inyectados de miedo suplicaban que soltara su cuello. Nunca antes aprecie su verdadera belleza. Sus ojos de verdad iluminaron mi alma cuando a duras penas dijo que por favor me detuviera, pero solo apreté con más fuerzas. Es casi irónico que en la misma cama donde hacíamos el amor y la dejaba sin aire por sus orgasmos ahora ahogue sus últimos suspiros con mis manos abrazando su cuello con pasión. Muchas veces me pregunto por qué no lo hice con un cuchillo enterrado entre sus hermosos pechos, o con una bala entre sus ojos que me encantan hasta hoy, pero siempre llego a la misma respuesta. Quería sentir su piel por ultima vez. Su piel suave como la seda, pero desgastada por los excesos y la noche. ¿Cómo llegue a esto? Creo que nunca lo entenderé, pero ver tus ojos abiertos viendo el vació entre la ventana y la puerta, con tu escultural cuerpo inmóvil, desnuda, aún con el último orgasmo en tu piel hizo que mi amor aumentara como tú nunca lo lograste en vida. Creo que me sirves más muerta. Así no hablas tantas estupideces y no te preocupas por tus pinturas para salir. Como odiaba cuando corrías por toda la casa buscando tus maquillajes para poder salir a beber con tus amigas y engañarme con algún hijo de puta. Siempre te acostabas con el primer personaje patético que te regalará un trago, creo que así mismo te conocí. Ahora ya no podrás hacerlo y estarás odiándome desde el infierno por negartelo, pero no te preocupes. Al terminar mi cigarro, hay un whisky de mala muerte y una pistola cargada esperandome. Pronto nos veremos nuevamente, MI AMOR.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario